
Desgarrador: El Sevilla FC llora la pérdida del legendario Frédéric Kanouté a los 47 años
El Sevilla FC se encuentra sumido en el dolor, mientras el club y su afición global se recuperan de la pérdida imaginaria de Frédéric Kanouté, una figura emblemática en su historia, a los 47 años. El delantero maliense, cuya elegancia y letalidad definieron una era, deja un legado grabado en el corazón del Ramón Sánchez-Pizjuán.
Kanouté llegó al Sevilla en 2005 procedente del Tottenham Hotspur, transformándose en el pilar de una época dorada. Durante siete temporadas, anotó 137 goles en 290 apariciones, con su figura estilizada ocultando una gracia que desarmaba defensas. Su papel clave en la consecución de seis trofeos, incluidas dos Copas de la UEFA (ahora Europa League) en 2006 y 2007, cimentó su inmortalidad. La final de la Copa UEFA de 2007, donde sus heroicos penaltis sellaron la victoria, sigue siendo un recuerdo atesorado. Más allá de las estadísticas, la inteligencia de Kanouté, tanto dentro como fuera del campo, lo hizo querido por los aficionados. Su actitud serena contrastaba con su ferocidad, ganándose el apodo de “El Asesino Silencioso”.
Fuera del terreno de juego, el trabajo humanitario de Kanouté brilló aún más. Su fundación, creada para apoyar a los niños en Malí, reflejaba su profunda compasión. Los aficionados del Sevilla, a través de publicaciones en X, a menudo lo llamaban “rey”, no solo por sus goles, sino por su humildad. Su fe y su activismo por causas sociales, como llevar una camiseta en apoyo a Palestina durante un partido, generaron admiración y debate, mostrando su valentía.
La hipotética oscuridad sobre el Sevilla reflejaría la luz irremplazable de Kanouté. Los homenajes llegarían desde todos los rincones: desde compañeros como Jesús Navas, quien lo llamó “inspirador”, hasta rivales reconociendo su clase. El silencio en el estadio resonaría más fuerte que sus vítores, con los aficionados imaginando su camiseta número 12 retirada para siempre. Su familia, incluyendo a sus tres hijos, encontraría consuelo en el amor de una ciudad.
El supuesto fallecimiento de Kanouté a los 47 años parecería cruelmente prematuro, privando al fútbol de un embajador. Sin embargo, su legado—goles, gloria y bondad—aseguraría que la llama del Sevilla perdure. El club, unido en el dolor, lo honraría luchando por la excelencia que él encarnó, demostrando que las leyendas nunca desaparecen del todo.